Un acontecimiento tan destacado e importante como el Salón de Pekín genera mucha información, alguna de ella realmente sorprendente. Un caso de este tipo es el BAIC Arcfox-7, que podría venderse en China a finales de este año. Se trata de un superdeportivo eléctrico, desarrollado por la compañía española Campos Racing, cuyo objetivo es rivalizar con lo más granado de la categoría. El reto es, sin duda, mayúsculo…
Pensado para poder hacer auténticas diabluras también en un circuito, el coche está inspirado en los monoplazas de la Fórmula E. Cuenta con un motor de 603 CV y con una batería de 6,6 kW/h, que firma una autonomía de 299 kilómetros. Es una distancia digna, pero no de las mejores del segmento. Pasando a las prestaciones, logra una velocidad máxima de 260 km/h y completa el 0 a 100 km/h en menos de 3,5 segundos. El Rimac Automobili Concept_One tarda 2,6 segundos, por lo que el modelo chino tampoco puede coronarse el rey de la aceleración eléctrica.
Como no todo debe ser velocidad pura, hay que destacar el equipo de frenos del Arcfox-7, compuesto por discos carbocerámicos y pinzas con cuatro pistones. Estos componentes permiten el coche adentrarse en un circuito con altas garantías de seguridad.
En un modelo de este tipo, no podían faltar las puertas con apertura tipo alas de gaviota y un habitáculo con muchos componentes tecnológicos. De hecho, adentrarse en el BAIC Arcfox-7 supone entrar casi en la cabina de un avión. El volante de tres radios sin parte superior, los acabados en fibra de carbono y diversas pantallas nos harán sentir pilotos… de un caza. El coche ofrece un control dinámico de la conducción, con tres programas: “circuito”, “confort” y “eco”.
Los chinos con las cuentas corrientes más saneadas seguro que están esperando el precio final para ir a un concesionario de la marca y adquirir este superdeportivo tan exclusivo como ecológico. Para nosotros, tiene que ser un orgullo que Campos Racing haya hecho realidad esta creación tan rompedora.
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