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Los catalanes pagarán un impuesto más que el resto por tener coche

emisiones coche

 

Los ciudadanos de Cataluña que tengan en propiedad turismos y/o furgonetas tendrán que pagar, a partir del año que viene, el nuevo impuesto del cambio climático. Se trata de un tributo que se suma al impuesto de matriculación y al de circulación y que está destinado a penalizar las emisiones de dióxido de carbono (CO2) las principales causantes del cambio climático.

Josep Rull, el consejero de Territorio y Sostenibilidad, explicó que el impuesto es fruto de la entrada en vigor de la ley de acompañamientos de los presupuestos de la Generalitat. Se trata, además, de una medida recogida en el proyecto de ley del Cambio Climático.

Con este nuevo impuesto, la Generalitat pretende recaudar 75 millones de euros durante los dos primeros años e incrementar esa recudación hasta los 110 millones en 2020. En teoría, ese dinero se destinará a las ayudas para la renovación de la flota de automóviles, aunque aún no se han fijado cuáles serán ni los criterios que tendrán que cumplir los coches a la hora de la compra para recibir esa ayuda.

¿Quién tendrá que pagarlo?

El nuevo  impuesto se aplicará en función de las emisiones de CO2 que aparecen en la tarjeta técnica del vehículo. En 2018, empezarán a pagar los turismos que emitan más de 160 gramos de CO2/km. A partir de 2019, se añadirán turismos y furgonetas de más de 140 g CO2/km. Finalmente, en 2020 todos los vehículos cuyas emisiones sean superiores a 120 g CO2/km tendrán que pagar.

El precio medio de este impuesto anual oscilará entre los 15 y los 30 euros. En este impuesto no se tendrá en cuenta la contaminación por NOx, una de las más nocivas para la salud de los ciudadanos. El pago de este nuevo tributo no te eximirá de pagar los impuestos de circulación y de matriculación, en caso de que se tratara de un coche nuevo.

Contaminación por encima de los niveles permitidoscontaminación Barcelona

Hace pocas semanas, todas las administraciones se comprometieron a reducir las emisiones en un 30 % dentro de un plazo de 15 años. Entre las medidas propuestas para conseguirlo está el restringir la circulación en las vías interurbanas de la conurbación de Barcelona a todos los vehículos de más de 20 años y a las furgonetas de más de 23 años, que se empezará a aplicar durante los episodios de alta contaminación a partir de diciembre de este año y será definitiva a partir de enero de 2019. Además, 81 de los 389 nuevos vehículos que adquirirá la Generalitat a lo largo de este año serán híbridos o eléctricos.

Los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) registrados en Barcelona y en varias ciudades limítrofes a la capital catalana superan los valores límite anuales permitidos por la normativa europea (40 microgramos por m3). Sin embargo, la buena noticia es que no se dan muchos episodios de emergencias por polución, algo que sí ocurre en ciudades como Madrid.

Las partículas en suspensión (PM10) no superan los límites que fija la Unión Europea, pero el 84 % de las estaciones sí rebasan los límites recomendados por la OMS, fijados en 20 microg/m3. En Barcelona, las zonas con el aire más sucio son el Eixample y la zona de Universitat.