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El conductor “invisible” ante los radares se libra de la cárcel

Este conductor llevaba instalado un inhibidor de radar

Este hombre de negocios de origen inglés utilizaba un inhibidor de radares en su lujoso BMW Serie 6 pero no irá a la cárcel

Ben Kitto, nacido en Scarborough (Inglaterra), ha conseguido librarse de la pena de cárcel a la que fue condenado por obstrucción a la justicia.

Kitto fue pillado con diversos dispositivos para evitar ser multado por los radares de velocidad, algunos de ellos legales. El problema lo ha tenido por llevar instalado un inhibidor de radar en su BMW Serie 6, con el que recorre cada año más de 70.000 kilómetros por asuntos de trabajo.

Su amplio uso del coche fue lo que llevó al inglés a encontrar los radares como un estorbo, motivo por el que buscó la mejor manera de librarse de las multas y poder circular “a sus anchas”.

Pillado con un inhibidor de radar

Su suerte llegó a su fin el 30 de junio de 2016, cuando un agente apuntó a Ben Kitto con un radar de tipo pistola láser y se dio cuenta de que llevaba instalado un dispositivo ilegal en Inglaterra (también en España).

Esto hizo que las autoridades persiguieran al conductor hasta su casa, le juzgaran y le condenaran a dos meses de cárcel, un año de suspensión del carné de conducir y 100 horas de servicios a la comunidad.

En la cámara instalada en el coche de Ben Kitto, se podía apreciar claramente cómo circulaba a 146 km/h por la A64, al Norte de Yorkshire (Inglaterra), y que redujo la velocidad hasta los 85 km/h al ser avisado por el dispositivo de su coche.

Se librará de la cárcel

Ben recurrió la sentencia y ahora, Andrew Stubbs, juez del Tribunal de la Corte de York, ha eximido al infractor de ir a la cárcel. Según Stubbs, este hombre de 41 años no supone ningún peligro público y, de ser encarcelado, perdería su trabajo y no podría cuidar de sus dos hijos.

De lo que no se ha librado es de pagar una sanción de 1.000 libras (1.176 euros) por exceso de velocidad, de la pérdida de cinco puntos de su licencia de conducir y del coste del juicio, 1.200 libras (1.412 euros).

Eso sí, el juez Andrew Stubbs ha dejado claro que esto es un caso excepcional y que otros conductores podrían terminar yendo a la cárcel por conductas similares.

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