Prueba Abarth 595 Competizione 2016, jugando con miniaturas

Un juguete para mayores que no puedes dejar escapar

Seguro que recuerdas cuando jugabas, de pequeño, con tus originales miniaturas en una de esas alfombras con dibujos de calles y edificios. El tiempo ha pasado y ya no tienes ni tu alfombra, ni tus miniaturas y absolutamente seguro de que tampoco la agilidad de entonces. Abarth, sin embargo, sabe que te queda el tiempo, y es ese recurso el que quiere potenciar con su 595 Competizione, el pequeño matagigantes que ponemos a prueba.

Pocos complejos

Si algo no se puede decir de Abarth es que tenga complejos. Su fórmula es relativamente sencilla, coge la base de uno de los urbanos más originales del mercado, al que pone a punto con un kit de carrocería que acaba de ser actualizado. Si antes era llamativo, imagina ahora un paragolpes delantero con tomas de aire más grandes (que sirven también para refrigerar mejor la mecánica) o un difusor todavía más trabajado e imponente. Custodia cuatro salidas de escape, las que luce el escape de serie de esta versión.

Sí, Abarth no se ha cortado ni un pelo, menos cuando en la parte trasera aparece un logotipo que reza “Competizione”. ¿Competición? En un coche de serie. Bueno, puede sonar atrevido, pero lo cierto es que no se podría haber elegido mejor nombre. Y es que Abarth separa su gama en tres variantes: 595, 595 Turismo y 595 Competizione. A cada cual más deportivo. Y eso que no he mencionado el radical 595 Biposto. El más sibarita puede, además, apostar por una carrocería descapotable con la gama 595C.

¿Novedades?

Las novedades para el 595 son las mismas que recibió el 500 hace unos meses. Es decir, emplea unos nuevos faros delanteros, una nueva posición para las luces de conducción diurna y unos nuevos pilotos traseros. Abarth ya se ha encargado de colocar, como decíamos antes, unos paragolpes de nueva factura y actualizar el catálogo de personalización, que dicho sea de paso, cuenta con opciones bicolor para la carrocería, múltiples vinilos o una generosa selección de llantas. Mide 3,66 metros de largo, 1,62 metros de ancho y 1,48 metros de alto.

Al interior llegan también las novedades, destacando una mayor calidad de materiales, a lo que se suma un sistema multimedia actualizado, de nueva generación. Se trata de un “Uconnect” que cuenta con una pantalla de 5 o 7 pulgadas.

Permite el acceso a aplicaciones en la red, además de ofrecer navegación o acceso a la radio y contenido multimedia. No va nada mal en cuanto a fluidez y rendimiento. Hay también nuevas opciones, como unos asientos deportivos de tipo baquet con un recubrimiento trasero en fibra de carbono.

Para la versión “Competizione” no hay tantas novedades como sí trae el resto de versiones. Me refiero a que la potencia de los anteriores se ha incrementado en 5 CV, pero el “Competizione” se ha quedado en unos más que prominentes 180 CV de potencia. Esto es más que algún que otro competidor en un segmento superior.

En todo caso, lo que ofrece esta versión no es solo potencia o prestaciones, sino también un sistema de suspensión variable firmado por Koni, un equipo de frenos Brembo con discos de 305 mm en el eje delantero y un escape deportivo Record Monza. ¿Vamos a por todas? Pues también hay un diferencial autoblocante desarrollado en paralelo con el Biposto.

Un juguete

En algún momento Abarth aparecerá en los diccionarios como una de las posibles definiciones de diversión. Piénsalo, tiene todos los ingredientes para pasarlo bien. Es pequeño, es ligero, es potente y, además, está bien preparado para someterse a una sesión de circuito. Al menos este “Competizione”, que solo con el nombre demuestra sus intenciones.

Bajo el capó hay un pequeño motor de 1,4 litros con turbo, que gracias a la magia de la marca, se ha situado en 180 CV de potencia. Ejecuta el 0 a 100 km/h en solo 6,7 segundos. Son palabras mayores. Arrancar es ya una experiencia. A veces cuesta entender cómo Abarth ha homologado para su coche un escape tan ruidoso, el Record Monza de serie. Y, ojo, porque no es solo ruido, sino que se ha afinado para enamorar. Y bien digo enamorar, pues el estruendo es similar a superdeportivo a bajas vueltas. Más arriba pierde algo de fuelle, pero tus vecinos ya sabrán que has salido a jugar.

El funcionamiento es bastante parecido al de un motor turbo de arquitectura clásica. Es decir, una parte baja del cuentavueltas algo vaga, hablo de hasta 2.000 vueltas, para después entregar la potencia de una forma más brusca. Todo lo brusco que puede hacerlo una mecánica a la que no le importa estirar las marchas, que a su vez son francamente cortas, ideal para los tramos revirados o pequeños circuitos como Kotarr, donde tuvimos el placer de rodar y realizar estas fotos.

El pomo del cambio queda muy a mano, en una posición elevada, claro que su acabado es mejorable. No fija bien y acaba dando vueltas. El verano, a pleno sol, también se calienta en exceso. Lejos de ello, lo verdaderamente molesto es la postura de conducción. Y me explico. Deriva de un 500 que ya de por sí cuenta con una posición de conducción muy alta.

Aquí las cosas siguen igual, a pesar de sentarnos en unos baquets que bien querría de decoración en el salón. El problema es que visten y agarran de lujo, pero acaban resultando algo incómodos en largos trayectos. ¿La razón? Han sido ideados para usar en circuito, con su casco y sus arneses puestos. Claro, esto pasa factura en el día a día. Tampoco ayudan a despejar los asientos traseros, que apenas tienen espacio para las piernas.

Humildes orígenes

El 500 de deportivo tiene poco, por eso sorprende el trabajo de Abarth en el aspecto dinámico. La suspensión, para empezar, consigue un compromiso excelente entre prestaciones y comodidad. Es muy dura, mucho, pero no consigue un comportamiento seco propio de estos esquemas tan radicales.

Y eso es porque los amortiguadores cuentan con un sofisticado “sistema FSD” capaz de tragarse las irregularidades manteniendo la compostura. El balanceo es mínimo, el cabeceo también. El rebote es notable, en firmes irregulares, pero pronto te das cuenta de que mantiene en todo momento las ruedas en contacto con el asfalto. Es divertido sentir cómo funciona la suspensión.

Mientras tanto vamos pasando marchas y ganando velocidad para apurar la frenada. Tiene un pequeño recorrido muerto en el pedal que no permite dosificar todo lo que quisiéramos, pero luego la contundencia es significativa. El peso a frenar tampoco es elevado, y eso ayuda. Lo mejor de todo es que el equipo es capaz de aguantar una sesión de circuito sin desfallecer significativamente, gracia que apunta a unos discos perforados, más grandes que en el resto de la gama.

El botón “Sport” pone las cosas algo más duras, pues incide en la respuesta del motor, significativamente más viva, a la vez que observamos cómo el indicador de la presión del turbo indica que la mecánica está sudando tanto como nosotros, mientras nos deja una melodía proveniente del escape simplemente deliciosa.

La dirección es otro de los parámetros que modifica, ahora con un tarado más firme, aunque con la pega de no terminar de informar lo suficiente. Algo que rápido olvidamos notando cómo de directa es, lo que sumado a una corta batalla, nos permite cambiar de dirección sin apenas darnos cuenta.

Solo para mayores

El Abarth 595 Competizione es un juguete, un juguete para mayores. Abarth sabe muy bien cómo divertir a sus clientes, y es que no ha olvidado que hay verdaderos apasionados de la conducción. Y con ello me refiero a sentir un coche que transmite emociones. El 595 Competizione no sirve para todo, que es la filosofía que está matando el coche deportivo. Puede que sea por su propia fisionomía, pero también por su concepción, completamente radical.

Pero usarlo enamora. Es un conjunto de elementos que sabe conjugarse muy bien. La suspensión es dura porque está pensada para un uso muy deportivo, la potencia es “extrema” para un vehículo de este tamaño, el sonido es exagerado pero embriagador… Quiero decir, es lo contrario a lo que un cliente habitual de un Fiat 500 buscaría, pero lo que todo el mundo espera de un modelo con un escorpión en su logotipo.

Fotos JESÚS MARÍA IZQUIERDO

Nota: Agradecimientos al Circuito de Kotarr por cedernos las instalaciones para la realización de las imágenes de este artículo.

EQUIPAMIENTO Abarth 595 Competizione

DE SERIE: Airbag frontales de conductor y pasajero, de cabeza delanteros y traseros, de rodilla para conductor, asistente de arranque en cuesta, control de tracción con Torque Transfer Control, faros antiniebla, equipo de frenado Brembo con discos perforados, faros de Xenón, suspensión deportiva con amortiguadores Koni FSD, asientos Corsa by Sabelt, aire acondicionado, elevalunas eléctricos delanteros, retrovisores con ajuste eléctrico, cuadro de mandos digital, volante en piel con inserciones en carbono, Radio Uconnect Live, pantalla táctil de 5 pulgadas, Bluetooth, llantas de 17 pulgadas Corsa.

OPCIONAL: Paquete Performance, retrovisor interior electrocrómico, sensores de aparcamiento traseros, climatizador, techo practicable, asientos en piel, Apple CarPlay/Android Auto, navegador, pantalla de 7 pulgadas, sonido Beats, llantas de 17 pulgadas Fórmula.

Galería de fotos Abarth 595 Competizione