En la actualidad, Volvo está inmerso en el lanzamiento de sus buques insignia, los nuevos S90 y V90, y en el desarrollo de su gama compacta, adelantada a través de los prototipos 40.1 y 40.2. Precisamente, esta presencia renovada en el segmento C había derivado en rumores acerca de la posible llegada de la marca sueca al segmento B, pero Hakan Samuelsson, CEO de la compañía nórdica, ha desmentido tal posibilidad en declaraciones a “Car & Driver”.
En el caso de que Volvo hubiese entrado en esta nicho de mercado con un utilitario y un “SUV” urbano, hubiese rivalizado directamente con los Audi A1 y Q2 y con los MINI Hatchback y Countryman. Con esta renuncia, se queda en la misma posición que Mercedes-Benz, sin representantes en esta categoría. BMW tampoco está de forma directa, pero sí con MINI, una marca pertenciente a su grupo.
Volviendo a los prototipos 40,1 y 40.2, adelantan la gama compacta que, en principio, estará lista en 2017. Tanto la carrocería de tres volúmenes como el “SUV” se están desarrollando a partir de la nueva plataforma modular “CMA“. Los ejercicios de estilo emplean soluciones de diseño ya vistas en los nuevo Volvo, como las luces diurnas en forma de “T” y los pilotos traseros en “C”. El objetivo marcado para el futuro XC40 es su rápida conversión en pilar de ventas dentro del mercado europeo. La buena aceptación del XC60 y el XC90 generan optimismo entre los directivos de la marca, a pesar de la durísima competencia, centrada en los Audi Q3, BMW X1 y Mercedes-Benz GLA. Seguiremos atentos, pues, a las futuras noticias de Volvo. La revolución viene del frío nórdico…
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